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martes, 15 de julio de 2014

PAULA Y EL HADA DE LA FRUTA(Montse Baños)

Paula ya tenía casi cuatro años, pero no quería comer
fruta: ni manzana, ni plátano, ni melón... Casi no las
había probado nunca. “¡Argghhhh, no quiero, no
quiero!”, decía cada vez que veía la fruta, fuera la que fuese.
Su mamá no sabía qué hacer y porque a Paula no le diera
una rabieta acababa cediendo y dándole unas galletas y
chocolate.
A Paula le encantaban las princesas y aquella tarde
estaba sentada viendo Cenicienta. Su madre fue a darle la
merienda. Intentó de nuevo con la fruta:
— ¡No quiero, no quiero! — gritó Paula, como siempre.
Su mamá, ya cansada, dijo:
— Ojalá tuviéramos un hada madrina como en Cenicienta,
pero de fruta — y se fue a la cocina a preparar otra
merienda.
Paula se quedó viendo Cenicienta, pero de repente, la
pantalla se puso de mil colores y... ¡Pliiinn!... Apareció un
hada madrina que dijo:
— Hola Paula. Soy tu hada madrina, soy un hada de la fruta
y me llamo Tuta.
— ¿Hada de la fruta? — preguntó Paula asombrada.
— Sí — contestó Tuta, que llevaba una preciosa varita
mágica de madera llena de grabados con forma de fruta—
Todos los niños tienen un hada madrina que vela por ellos y
les ayuda en lo que necesitan.
Tú eres buena, eres lista y eres guapa, pero nunca
comes fruta y he venido a ayudarte…
Paula torció el gesto y dijo:
— ¿Ayudarme a comer fruta? ¿y para qué voy a comer fruta?
Me gusta más el chocolate.
— Tengo que ayudarte porque necesitas comer fruta, no
sólo porque es sana, sino porque además la puedes llevar a
todos los sitios si tienes hambre, te ayuda a crecer, es dulce y
realmente está tan rica que acabará gustándote más que el
chocolate, pero para ello tienes que probarla, ¿quieres?
— No, no — dijo Paula, muy convencida — ¡No quiero!
— Vaya, con lo divertida que es... — dijo Tuta.
— ¿¿Divertida?? — Paula se quedó extrañada.
Y entonces, de repente, un grandioso palacio de princesas
apareció en una bandeja. Estaba hecho con fruta de
mil colores: la muralla eran trozos de plátano, la torre de
manzana, se veía melocotón, sandía, melón, piña, todo
estaba lleno de color y de un olor maravilloso, hasta podía
ver encima de las torres unas banderas hechas con cerezas.
Era fantástico…
Paula no podía creer lo que veía, miraba impresionada y
Tuta le dijo:
- Es fruta, pruébala…
Paula acercó su mano y cogió un trozo de manzana y nada
más probarlo notó lo rico que sabía , estaba fresca y suave,
le encantó, empezó a comer, probó todos los sabores y
colores... Gritó feliz a su mamá:
- ¡¡¡Qué rica la fruta!!!
Mientras tanto, Tuta se alejaba feliz en busca de otro niño al
que ayudar
Desde entonces Paula todos los días come fruta, disfruta y
se acuerda mucho de Tuta.

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